De la ignorancia al karma y al sufrimiento a través de los 5 Factores Mentales Omnipresentes del Lorig en el budismo
Todo o casi todo está en la mente
El Lorig es, dentro del budismo Vajrayana, la ciencia o rama del saber que se ocupa de la mente. Como en otras sabidurías, el budismo considera que todo o gran parte de todo es producto de la mente, y por tanto se hace necesario gestionarla para conseguir el bien último, que es el despertar o la iluminación, la máxima liberación. Ya el Buda dijo: “Haz todo el bien que puedas, evita hacer el mal; y sobre todo adiestra y controla tu mente” (Dhammapada).
Dentro del Lorig se estudia la naturaleza de la mente y los factores mentales. Los factores mentales equivalen a las funciones de la mente del campo de la psicología. Es importante entender el funcionamiento de la mente si queremos transformarla. Dentro de la tradición budista Mahayana, de la que el Vajrayana forma parte, se contemplan 51 factores mentales, mientras que en la Theravada son 52. Esta clasificación de factores del Mahayana procede de los textos de Asanga y Vasubandu, grandes panditas o filosóficos de la gran Universidad de Nalanda, donde floreció esta tradición.
La importancia de los cinco factores mentales omnipresentes
Dentro de los 51 factores mentales hay cinco muy importantes que son los llamados “Cinco factores mentales omnipresentes”: contacto, atención, discriminación, sentimiento e intención. Estos factores son los que intervienen en la relación causal entre ignorancia y sufrimiento. El funcionamiento de formas simplificada es el siguiente: uno o varios sentidos (según el Mahayana serían conciencias sensoriales, pues esta escuela contempla una conciencia por cada sentido más otra mental, y en la escuela Yogachara se añaden otras dos conciencias más) entran en contacto con el objeto y se activa la atención.
A continuación, interviene la discriminación, que hace una valoración del objeto y de la situación, y como consecuencia de ello surge un sentimiento, que tiene una valencia o tono positivo, negativo o neutral. Como resultado de la discriminación y el sentimiento que ha surgido, se crea una intención. Y es la intención la que da lugar a una acción voluntaria, bien sea física, verbal o mental, que constituye el karma. Y es el karma el que es causa inmediata de la consiguiente felicidad o sufrimiento.
Estados de sufrimiento
En la Rueda de la Vida, que es un símbolo muy habitual en el budismo tibetano, se presenta la mente atrapada en el Samsara, o sea en el sufrimiento, por Yama, el ser mitológico que representa al señor de la muerte y sufrimiento. El círculo central contiene tres animales: el cerdo, que representa la ignorancia, el pavo real, que representa el apego, y la culebra, que significa la aversión. Generalmente el apego y la versión se representan surgiendo de la ignorancia. Estos venenos raíz ocasionan acciones o karma y, como consecuencia, los estados mentales de sufrimiento en los que nos podemos encontrar.
Los estados mentales o reinos se estructuran según la tradición Vajrayana del siguiente modo: el de los “dioses”, en el que reina la soberbia; el de los “asura” o “semi dioses”, en el que predomina la envidia y celos; el de los “humanos”, gobernado por la pasiones y el neuroticismo; el de los “animales”, gobernado por la ignorancia, el de los “pretas” o “espíritus hambrientos”, en medio de obsesiones y avaricia, y el del “infierno”, gobernado por el odio y la agresividad. En este simbolismo los dioses no son dioses trascendentes creadores, sino seres mundanos que actúan como si fueran dioses. Y asi el resto de símbolos de cada uno de los estados.
Auto terapia
Como dice Su Santidad el Dalai Lama, es importante estudiar la filosofía y la psicología para hacerse auto terapia. Como se ha visto, por su importancia como factor desencadenante del sufrimiento, hay que trabajar el “factor mental” de la discriminación. Y ello se hace incrementando la sabiduría y la experiencia sobre la naturaleza de la realidad. Con está sabiduría y experiencia se reduce o elimina la ignorancia, se mejora la discriminación y, por tanto el sentimiento, y como consecuencia la intención y las acciones, esto es, el karma y el sufrimiento derivado. Es posible por tanto pasar del sufrimiento a la felicidad.
Antídotos
En las situaciones vitales hay que actuar sin duda sobre los factores externos, pero de forma imprescindible sobre los internos, de la mente, que son los que podemos controlar en mayor medida. Existen un amplio conjunto de técnicas y métodos en el budismo, que son antídotos contra el sufrimiento. Son para transformar positivamente la mente (a destacar la meditación o samadhi y el adiestramiento mental o Lojong), siendo el modo más importante la adquisición de la sabiduría de la interdependencia/relatividad y la vacuidad.
Cuando se entiende y experimenta la verdad convencional de la interdependencia y a la vez la verdad última de la vacuidad de existencia independiente de todo, ya no se ven las cosas, seres y el yo, como permanentes y separados. Entonces es cuando el miedo generado por los mecanismos de defensa cesa, y por tanto desaparece el apego y la aversión y con ello las acciones kármicas causantes de los estados de sufrimiento. Disipando la ignorancia con la luz de la sabiduría se eliminan las causas raíz del sufrimiento.
La oscuridad o ignorancia en relación con la vacuidad e interdependencia es la raíz última del sufrimiento, es el mayor veneno. Y el entendimiento de la vacuidad/interdependencia y la experiencia directa de la misma es el mejor antídoto, la luz que disipa la oscuridad y transforma positivamente la mente hacia el despertar.