De forma intrínseca en el camino budista hay dos grandes cualidades que una persona desarrolla: la compasión y la sabiduría. La compasión representa amor, benevolencia, amabilidad, tolerancia, solidaridad, altruismo, o sea, las cualidades del corazón o de tipo emocional. La sabiduría representa el discernimiento, el entendimiento profundo, el raciocinio, el auto examen, la diligencia, el autocontrol, o sea, las cualidades de la mente o de tipo intelectual.
Tiene sentido un desarrollo equilibrado de compasión y sabiduría, pues mucha compasión y poca sabiduría da lugar a buenismo idiota y a dependencia. Y mucha sabiduría y poca compasión da lugar a frialdad y a alienación.
Aunque el budismo no está institucionalizado, la figura indiscutible es SS el Dalai Lama. Él siempre dice que su mensaje más importante para la humanidad es el de compasión. Y suele añadir que su “religión” es la de benevolencia, o sea, amor, compasión, empatía. Afirma que la compasión está en la base de todas las religiones y del humanismo en general, al tener como principio las reglas de oro y de platino: no hagas a los demás lo que quieras que no te hagan a ti y haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti.
La compasión es lo que nos une. Es el principio que nos transforma y a su vez ayuda a transformar positivamente a la sociedad. Es la empatía y la inteligencia emocional de la psicología. Por naturaleza somos compasivos, pero aún tenemos mucho potencial para desarrollar la compasión para el beneficio de todos los seres y del nuestro. La empatía no tiene sentido desarrollarla para la manipulación y beneficio propio, en cuyo caso no sería sabia.
Tanto en el budismo inicial como en el budismo universal del gran vehículo se cultivan, mediante la reflexión, los cuatro estados mentales sublimes: amor universal (meta), compasión por los que sufren (karuna), alegría con los que son felices (mudita) y ecuanimidad (upekkha) ante todos los situaciones de la vida y en el trato con todos los seres.
La compasión se convierte en maha karuna o gran compasión cuando no es solo un sentimiento o aspiración, sino un compromiso con la acción para ayudar a los otros, o sea compasión implicada. Y en el extremo lo es para ayudar a cualquier ser, en cualquier situación y en cualquier momento. La gran compasión lleva consigo la práctica de las seis perfecciones: generosidad, comportamiento ético, paciencia, diligencia, meditación y sabiduría.
El grado supremo de compasión es bodhicitta (espíritu o mentalidad de iluminación) absoluta, cuando se alcanza la liberación o despertar con el fin de beneficiar a todos los seres, para que la ayuda que se proporciona sea más eficaz. Para la liberación se sigue el camino Noble Sendero de comportamiento ético, concentración o serenidad y sabiduría.
Se emplean en el budismo diferentes métodos para desarrollar la compasión, empatía o inteligencia emocional. Uno es el tonglen, que significa enviar y recibir y que liga la inspiración y espiración a intenciones altruistas y de desapego. Inspirando uno recibe el sufrimiento de otros y espirando uno envía su amor hacia los demás y especialmente a sus enemigos.
También se utiliza ejercicios de entrenamiento mental o lojong, como ponerse en el lugar de otro comprendiendo que en el fondo tiene aspiraciones similares a uno o ser consciente y traer a la atención la intervención de otros seres en lo que uno disfruta, como la comida, las experiencias, el trabajo… Con ello uno reflexiona sobre la interdependencia que existe entre todo. Y reconoce las emociones o perturbaciones habituales desencadenadas por el apego y el miedo derivados de la tendencia al egocentrismo ciego.