En esta meditación el practicante se concentra en la respiración y trata de mantener el foco en ella una y otra vez. Es simple, pero muy beneficiosa.

El movimiento de la respiración y la mente están íntimamente relacionadas. Variando uno de ellos se produce un cambio en el otro. Manteniendo la atención sobre la respiración y dejando que fluya de forma natural vamos a conseguir que ésta se haga más tranquila y fluida, llevándonos a un estado de calma y claridad mentales.  Se puede utilizar la analogía de un estanque o riachuelo: cuando su agua se queda tranquila, es posible ver el fondo con claridad. Con esta meditación desarrollamos la capacidad de atención y estabilización, que podremos utilizar tanto para nuestras prácticas espirituales como para nuestras actividades diarias.

Este tipo de meditación también se suele hacer al comienzo de cualquier sesión de meditación, para asentar la mente de cara a lo que vamos a realizar y desprendernos de las tensiones y distracciones que podamos traer a la sesión.

Es apta para todo el mundo, no necesitando conocimientos previos, sólo ganas de centrarnos. Los beneficios que nos aporta son mentales y también físicos, como tendremos oportunidad de experimentar.

Sobre Vicente Ayllón

Muy joven se trasladó a la India por inquietudes espirituales, donde vivió varios años en Dharamshala en el norte de la India y en monasterios del nordeste, conviviendo con familias tibetanas y nepalíes. Estudió budismo tibetano y lengua tibetana, bajo la tutela de Gueshes de la escuela Gelug de monasterios de SS el Dalai Lama y un Acharya de la escuela Nyingma. Regresó a España con su familia de ascendencia tibetana, y durante años ha colaborado con los monjes de Chökhorling, ahora en la Fundación, en labores de traducción y divulgación de la doctrina de Buda. Actualmente lleva una vida laica normal en el mundo de la empresa con su familia, sigue profundizando en el dharma y es colaborador de la Fundación en el Centro de Meditación de Madrid.

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Modalidad presencial y on line:

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